viernes, 27 de febrero de 2015

Al final de mi guerra.

"Tal vez estaba equivocado con todo aquello antes de lo que estaba pasando. La verdad es que me gustaba el ambiente, a pesar de aquel fuerte olor a vaca y campo, era un buen lugar para vivir o al menos en aquellos tiempos de guerra que corrían. No oler el asfixiante humo de las bombas ni escuchar a personas inocentes pedir auxilio era una sensación que desgraciadamente hacía mucho tiempo que no experimentaba. La gente en el pueblo era muy agradable, muy buena y simpática. Me ofrecían toda la ayuda que necesitaba, indicándome, por ejemplo, dónde estaba el pozo para coger el agua y la tiendilla del pueblo. Por suerte no sabían que era un maldito soldado que había desertado de la guerra, quizás me matarían a palos ya que yo estaba en el bando contrario. ¿Cómo fui capaz de hacer tanto daño a gente tan buena? Sinceramente pienso que esas batallas entre nosotros son estúpidas. Somos un grupo de personas al mando de un par de inútiles que sólo quieren poder y riqueza... ¿Por qué no se matan entre ellos y le hacen un favor al mundo? He visto a muchas personas sufrir, más de las que podía soportar y por eso no me cuesta desear que esos asesinos y psicópatas se maten unos a otros. Por suerte, despertar allí me recordaba a mi infancia, cuando nada me preocupaba, cuando tan solo quería jugar y no parar de saltar y de decir boberias. Cuando era inocente y no soportaba sobre mis débiles hombros la pesada carga de una larga cadena de cadáveres... Para ser honesto, preferiría estar muerto a seguir sintiéndome una mierda tras ver a tanta gente... A tanta gente... Han sido tantos... Nunca podré olvidar esas caras pidiendo clemencia, tristes y apagadas, con apagados ojos y lágrimas... ¿Por qué seremos tan crueles? Al fin estoy sobre esta silla, con la cara triste, ojos apagados y lágrimas, pero no porque vayan a acabar con mi vida, no no, mi alma siempre estará triste por todas las felices que se llevó."

No hay comentarios:

Publicar un comentario