viernes, 18 de agosto de 2017

Fortaleza

Llega un momento en que deja de doler. El reloj ha marcado las mismas horas demasiadas veces y ya no importa que vuelva a hacerlo. Las fotos se descuelgan de la pared y a veces se echa de menos lo que se sentía, aunque ya no se desee verlas. Mil veces más de las que me gustaría despierto con sueños que no quiero soñar y permanecer despierto es la acción más inteligente. Me pregunto cuántas noches faltan para cumplir la condena y trato cada día de encontrar la mejor versión de mí mismo para destruir la anterior. No parecía un plan tan complicado cuando estudiaba la teoría, y sin embargo sigo arrastrando ciertas piedras que por algún extraño motivo me cuesta soltar. El suelo parece un buen sitio donde descansar, pero tras tanto uno se da cuenta de que es momento de estirar las piernas. Entonces sigo observando la teoría con la intención de alcanzar el doctorado, pero tras tanto observar sigo sin saber qué hacer. Supongo que está bien, al aprender se parte de cero. Así que no tengo prisa, aun cuando algunos días la paciencia se antoje caprichosa; detendré el reloj hoy e intentaré avanzar ahora que nadie se mueve. Quién sabe, tal vez así nunca noten que estuve en el suelo tanto tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario